María de Huerva, Zaragoza
La propuesta de intervención en la planta baja de esta vivienda adosada tiene como objetivo la unificación de la zona de día.
La fachada mejor orientada y que recibe mayor cantidad de luz natural, es la que pertenece a la cocina original. El salón por tanto, aunque cuenta con un amplio ventanal al jardín, resulta menos acogedor, además de que tiene una proporción y dimensiones que dificultan su optimización espacial y su amueblamiento.
El acceso a ésta planta (y a la vivienda) se produce por tres puntos diferenciados y todos ellos utilizados en diferentes momentos del día: por el 'Norte' a través del salón y el jardín cuando se aparca en la calle, por el 'Sur' se produce la entrada principal, y desde el sótano cuando se aparca en el garaje.
Generamos un distribuidor/recibidor próximo a los dos accesos más habituales, con abundante almacenaje y que actúa como espacio 'filtro' que desvincula el sótano de la vivienda. Al aseo de planta se accede a través de éste espacio, lo que facilita su uso directo desde la bodega (la cual no cuenta con aseo y en la que se reunen a menudo con amigos), y a la vez evita su apertura directa desde la zona de día, ya abierta y conectada. La zona de lavado comparte espacio con la ducha, que da apoyo cuando en 'hora punta' el baño de la planta superior de dormitorios está muy demandado.
La gran isla de la cocina, paralela a las medianeras, permite que el espacio fluya y que la luz proveniente de la fachada Sur colonice toda la planta.